¿Seria posible que existiese una teoría unificadora que abarcara toda la vida en el Planeta? ¿Seria posible que los genes tuvieran algo en común con las civilizaciones más modernas? Si eso es posible o no es lo que el biólogo Enrico Coen ha tratado de demostrar en su último libro “Células y Civilizaciones”, por el que ha ganado el Premio Winton de la Royal Society editado por Princenton University.
Coen ha tratado de revelar las relaciones que existen entre la genética, el desarrollo de la mente y la evolución de la cultura. Al presentar una teoría unificada que explica la interacción funcional y a la vez mecanicista se ha propuesto quizás el desafío biológico más grande que jamás hayamos pensado. Profundizar en la comprensión del cerebro y a la vez de la biología.
Quizás genes, desarrollo, evolución y mente, no son más que un proceso subyacente de las mismas manifestaciones en diferentes planos de la vida. Esta perspectiva tan radical e innovadora nos daría una comprensión increíble de las verdades profundas y de qué pasa con las culturas, las percepciones y los procesos de transición entre la mente y el mundo que genera.
El escritor que es también un artista, se ha inspirado en la pintura para identificar seis rasgos o elementos clave a observar: vitalidad, pincelada, forma natural, color, composición y copia. Así ha podido establecer un paralelismo entre los siete principios fundamentales que él considera esenciales en la “fórmula de la vida”: variación de la población, persistencia, refuerzo, competencia, cooperación, riqueza combinatoria, combinaciones de proteínas disponibles y recurrencia.
A través de estos siete principios Coen ha desarrollado un argumento a favor de la forma en que se llevan las transformaciones en el marco mecanicista y biológico de la vida:
Entre los siete principios destaca dos como fundamentales: el refuerzo y la competencia- a la que atribuye unas consideraciones especiales-.
El uso de las artes visuales en el libro lo hace especialmente atractivo, como una herramienta neuroplastica con obras de Claude Monet, Pierre- Auguste Renoir y Paul Cezanne entre otros. Creo que la motivación de Coen es acercar las ciencias biológicas, filosofía y arte, y hacer que estos campos se entrelacen en la neurociencia para un lector neófito. Lo consigue, nos explica porque y para que pone a prueba esa teoría unificadora subyacente y como esos cambios de base biológica- como la meditación- llegan a producir cultura.
Coen cree que nuestro potencial genético, evolutivo, cultural y de desarrollo es como las nubes que se mueven en el cielo; regidos por los principios de la complejidad y la hibridación del entorno. Tal vez, me hubiera gustado que dijese más cosas de la economía. Pero tengo que decir que leerlo es imprescindible si queremos aprender desde biología a cultura. Es bueno, tanto como Richard Dawkins o Steve jone, y la manera que usa el lenguaje, hace que la lectura sea creativa y fascinante.
Me encanta el libro, y lo pongo en la lista de los imprescindibles de mis estudiantes. Sospecho que los yoguis encontraran muchas resonancias…. Ahora por si acaso, volvamos a meditar….
Koncha Pinós Pey
Comentarios recientes