La mayoría de las personas que se interesan por la neurociencia encuentran la mística apasionante. Cada vez estamos más ciertos en que la contemplación, no era ni es, en absoluto un pasatiempo. Por eso los místicos son tremendamente contemporáneos y prácticos. El objetivo del místico es saber- saber profundamente, el viaje místico es un viaje contemplativo de introspección, profundamente relacional. En su esencia es un anhelo de un intimo conocimiento del amor, no hay nada que los místicos deseen más que encontrar el amor.
SER Y DEVENIR
El punto de partida del viaje contemplativo cristiano como el zen es la realización paradójica de que realmente no hay nada para lograr y no hay lugar donde ir. Esto se debe a que somos PRESENCIA, ya estamos presentes porque existimos, y la PRESENCIA existe en nosotros. Lo único que le falta es la conciencia de esta realidad más fundamental de nuestra existencia. Pero, a pesar de que la conciencia no es algo que tenemos que lograr. Es un regalo de LA EXISTENCIA y no es algo que podemos fabricar. Pero es un regalo que podemos desenvolver y aquí es donde la sabiduría de los místicos es tan útil.
Dentro de la espiritualidad contemplativa hay una tensión entre el ser y el devenir. En términos de bienestar, siempre estamos, ya, y somos uno con LA RESPIRACION , inmerso en la presencia y profundamente enredado con ser MISMO. Convertirse es volver a este estado eterno del ser. Es ser consciente de lo que es más profundamente la verdad de mi ser y permitir que esto se convierta igualmente cierto en mi identidad. En consecuencia, incluso la metáfora del viaje es un poco engañosa. Por supuesto, la vida es un viaje y nuestra espiritualidad es profundamente parte de ese viaje. Pero, no es un viaje de encontrar algo, porque EL TODO ya está presente en mis profundidades. Si se trata de un viaje de algo que es un viaje de saber – de conocer la verdad de mi ser y conocer el poder de transformación de la vida y del amor que fluye a través de nosotros.
Entonces, ¿cómo es esta práctica? Es, de hecho, inmensamente práctico. Nos recuerda la necesidad de relajarse y dejar de lado nuestro esfuerzo para conocer o conseguir algo – o nuestro esfuerzo para lograr algo de importancia espiritual. Nos dice que la iniciativa en esta relación ha sido y siempre será del todo inútil. Todo lo que pidamos se nos dará. Y todo lo que más profundamente buscamos ya es nuestro, puesto que reside en el centro de nuestro ser y ES PRESENCIA. Sabiendo esto, y siendo plenamente presente, mi trabajo es solo abrirme a la presencia permanente de mi existencia. Porque, sin la PRESENCIA , yo no estaría
Por Koncha Pinós- Pey Ph.D
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