Según Howard Gardner, tenemos ocho inteligencias. La Teoría de las Inteligencias Múltiples sostiene que todos los niños son inteligentes y pueden serlo aún más si reciben la educación apropiada.

Por Koncha Pinos Pey

La Teoría de las Inteligencias Múltiples (IM) sugiere que los alumnos deberían tener diariamente oportunidades de implicar a sus ocho inteligencias en cualquier trabajo que realicen en el aula y en la casa. Tal y como lo harán más tarde en el mundo real, tal y como resolverán problemas, crearán productos y se sentirán validados por una comunidad llamada mundo.

Para un niño de dos años el problema no es cómo hacer una torre de cubos, sino cómo compartir esa preciosa experiencia y pasarla de vertical a horizontal… El producto de su inteligencia no es solo si resuelve la verticalidad o la genialidad artística; también cómo la ha hecho, desde dónde la ha hecho, cómo se ha sentido cuando la hacía… ¿Estaba cantando, pensaba en mamá, era un cuento expresado en forma de torre?

Hay al menos ocho inteligencias diferentes en la caja del cerebro de un niño. ¿Cuántas posibilidades nos ofrecen nuestras inteligencias de resolver una operación matemática? ¿Cuántos grados de aprendizaje puede adquirir un niño sobre una misma materia?

Los problemas mundiales de todo tipo se resuelven a través de múltiples dominios y disciplinas; eso tiene que estar reflejado en el aula, representado en toda su diversidad y en la forma y la variedad que motive a una experiencia de aprendizaje, proyecto, método, herramientas, materiales y libertad en la elección. A través de esta variedad el niño tiene la oportunidad y la posibilidad de descubrir y ejercitar su mente – como si fuese un gimnasio- en las ocho inteligencias y sus múltiples combinaciones y contextos.

Inteligencias entrenables

Las ocho inteligencias son maravillosamente universales, están en todas las culturas y para observarlas tenemos que tener una mente no conceptual. Todos los seres humanos poseen un desarrollo normal de todas las inteligencias en grado, condición y estado.  La pregunta no es si un niño tiene o no una inteligencia particular, sino más bien en qué manera, grado y combinación es usada. En cuestiones prácticas sería: ¿Cómo creamos el espacio clase? ¿Qué enfoque tiene nuestra pedagogía? ¿Reconoce las ocho inteligencias y garantiza que todos los niños tienen las mismas oportunidades de expresarse en un espacio tiempo?

Las inteligencias son entrenables y por tanto todos podemos ser más inteligentes. Esto marca una pauta de contraste en relación a la tradicional visión de que la inteligencia era principalmente un rasgo heredado, inmutable, con el que se nace. La Teoría de las IM sostiene que todos los niños son inteligentes y pueden serlo aún más. Pero que no hay que confundir expectativas con realización; que el sentido del deber no sobresalga en un área -eso sería un error-. Ofrecer una serie de experiencias repetidas y múltiples para adquirir un concepto no fomenta el entendimiento, ni la habilidad, sino que puede llegar a cansar a una mente cinestésica. Menos es más.

Los niños tienen perfiles de inteligencias únicos que se desarrollan en entornos y van modificándose a lo largo del tiempo -porque el cerebro es un órgano en crecimiento-. Nosotros creemos que poseemos las inteligencias y que cada uno de nosotros escoge. Pero las fortalezas y preferencias en un momento dado son solo fruto de una “elección” entre un campo múltiple de posibilidades.

El niño tiene que aprender a saber escoger bien, y también a encajar el error con espíritu científico. El perfil de la inteligencia puede cambiar, desarrollarse, crecer, igual que un árbol en un jardín, con más o menos agua, viento, temperatura. Los factores ambientales juegan un papel importante en la formación y desarrollo de la inteligencia, creando una constelación de habilidades. Es crucial, por tanto, cómo organizamos las clases, curriculum, evaluación, para garantizar que existen oportunidades de que todos los niños puedan descubrir, explorar y nutrir esas fortalezas e intereses. Así como para reconocer y fomentar el interés y las habilidades en las áreas más difíciles o menos atractivas.

Koncha Pinós-Pey

       

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